
Científicos han descubierto una especie de gusano gigante que habitó el fondo marino durante la época del Mioceno, desde hace 23 hasta 5.3 millones de años, de acuerdo con el informe publicado en Scientific Reports.
Durante el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Taiwán (MOST, 2018), los científicos identificaron una nueva traza fósil, que son los restos indirectos de la actividad animales como huellas de dinosaurios, excrementos fosilizados, nidos de insectos o madrigueras, y se les vinculó con estos gusanos, posibles ancestros del “gusano bobbit” ('Eunice Aphroditois') que aún vive en la actualidad.
Tras el análisis de los vestigios, basado en la reconstrucción de madrigueras gigantes observadas en sedimentos marinos de edad Miocena, del noreste de Taiwán (China), se determinó que estos organismos pudieron haber existido hace unos 20 millones de años en el lecho marino del continente euroasiático.
De acuerdo con el investigador del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada,Olmo Míguez Salas, para llevar a cabo este análisis tuvieron que reconstruir esta nueva traza fósil, a la que llamaron “Peniche Formosae”, la cual consiste en una madriguera en forma de L, de aproximadamente 2 metros de largo y 2 o 3 centímetros de diámetro; de esta manera, el tamaño del organismo generador de esta traza debió ser análogo al de la madriguera.
Por ello, llegaron a la conclusión de que la morfología del organismo sugiere que las madrigueras estuvieron habitadas por gusanos marinos gigantes, como el gusano bobbit ('Eunice Aphroditois'), vivo en la actualidad.
Este tipo de gusanos se esconden en madrigueras largas y estrechas dentro del lecho marino y para cazar a sus presas con sus fuertes mandíbulas se impulsan hacia arriba. Luego, vuelven a la madriguera para digerirla, y es en este proceso que se formaron distintas estructuras de colapso conservadas en “Peniche Formosae”, lo que indicaría la alteración del sedimento que rodea la madriguera.
Además, el estudio mostró una alta concentración de hierro hacia la sección superior de la madriguera, que de acuerdo con los investigadores indicaría que el gusano reconstruyó su madriguera secretando “mucus” para fortalecer la pared, ya que las bacterias que se alimentan del mucus crean ambientes ricos en hierro.
Por su parte, Míguez Salas afirma que este hallazgo "proporciona una visión poco común del comportamiento de estas criaturas bajo el lecho marino, y además pone de manifiesto la utilidad del estudio de las trazas fósiles para entender el comportamiento de los organismos del pasado".
La importancia de este estudio se debe a que los cuerpos de los gusanos se componen sobre todo de tejido blando y rara vez se conservan, por ello, la traza fósil descubierta en el estudio es la primera conocida de un depredador de emboscada subterráneo, que son aquellos que esperan pacientes e inmóviles a su presa.