
Un equipo de científicos británicos logró por primera vez observar en tiempo real el desarrollo del Alzheimer utilizando tejido cerebral humano vivo. Según reportó The Guardian, los investigadores recolectaron muestras saludables de pacientes sometidos a cirugías para extirpar tumores cerebrales. Las muestras fueron mantenidas hasta por 15 días en condiciones controladas para simular el ambiente del cerebro humano.
La investigación, liderada por el Instituto de Investigación de la Demencia de Reino Unido, buscó entender cómo la proteína beta amiloide —conocida por su rol en el Alzheimer— interfiere con las conexiones neuronales. Claire Durrant, del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro en la Universidad de Edimburgo, explicó: "Hemos demostrado que los cortes de cerebro humano vivo pueden emplearse para explorar cuestiones fundamentales relacionadas con la enfermedad".
Durante el experimento, los científicos detectaron que el cerebro no activó mecanismos de reparación frente a los daños provocados por la forma tóxica de la beta amiloide, algo que no ocurre con su forma normal. También observaron que incluso leves alteraciones en los niveles naturales de esta proteína afectan el funcionamiento celular.
El equipo descubrió además que distintas áreas del cerebro reaccionan de manera diferente. Fragmentos del lóbulo temporal —zona afectada en fases tempranas del Alzheimer— liberaron más proteína tau, un hallazgo que podría explicar la vulnerabilidad particular de esta región. Según los autores, esta mayor liberación de tau facilitaría la propagación de formas patógenas a través del tejido cerebral.
Tara Spires-Jones, profesora del Instituto de Investigación de la Demencia, señaló que esta técnica permite observar las primeras fases del Alzheimer y evaluar tratamientos potenciales. "El uso de tejido humano vivo permite estudiar cómo reacciona el cerebro ante las proteínas tóxicas generadas por el Alzheimer", concluyó.
El Alzheimer, que representa siete de cada diez casos de demencia, afecta actualmente a más de 55 millones de personas en el mundo. Esta enfermedad progresiva e irreversible es la séptima causa de muerte global y afecta especialmente a mayores de 85 años. (Notipress)