Una nueva variante del COVID-19 identificada como NB.1.8.1 comenzó a ganar terreno en distintas regiones del mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, esta cepa impulsó un repunte de contagios en zonas del Mediterráneo oriental, el sudeste asiático y el Pacífico occidental.
Estados Unidos también detectó su presencia en viajeros procedentes de estas regiones, por lo que las autoridades sanitarias informaron que los controles en aeropuertos revelaron casos en personas que ingresaron a California, Washington, Virginia y Nueva York, lo que encendió las alarmas sobre su posible expansión.
De acuerdo con los datos más recientes, la variante llegó a representar casi 11 % de las muestras genéticas secuenciadas a nivel global en mayo, aumento que se dio en un contexto donde otras variantes, como la LP.8.1, comenzaron a perder predominancia.
A pesar de su rápida propagación, la OMS subrayó que el riesgo global asociado a esta nueva versión del virus sigue siendo bajo. Clasificada como variante bajo monitoreo, NB.1.8.1 no muestra características que justifiquen una preocupación mayor; además, las vacunas disponibles continúan siendo efectivas, según el organismo.
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Mientras tanto, en Estados Unidos, el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., informó que ya no se recomienda la vacunación contra el COVID-19 para niños sanos ni mujeres embarazadas, lo que provocó reacciones en la comunidad médica, que advierte sobre los riesgos de relajar las políticas de inmunización en plena aparición de nuevas variantes.
Por su parte, la doctora Lara Herrero, investigadora en virología de la Universidad Griffith, destacó que el crecimiento de NB.1.8.1 es acelerado, pues a finales de abril, la variante ya dominaba en lugares como Hong Kong y China, habiendo pasado de 2.5% de presencia a más de 10 % en solo cuatro semanas.
La OMS también informó que algunos países del Pacífico occidental tuvieron un aumento en los contagios y hospitalizaciones. Sin embargo, hasta ahora no se observó que esta nueva variante provoque síntomas más severos que las cepas anteriores.
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Expertos coinciden en que, aunque NB.1.8.1 podría tener una mayor afinidad por las células humanas, eso no se traduce necesariamente en una mayor gravedad. Así lo explicó la doctora Amy Edwards, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, quien señaló que los patrones actuales en China y Hong Kong pueden estar relacionados con factores estacionales.
