
Un grupo de células inmunes recién identificadas actúan como agentes especiales que transportan información del intestino y los depósitos de grasa directamente al cerebro, revelaron científicos en un estudio publicado en Nature. Este sistema de vigilancia, descubierto en ratones, resulta crucial para el control cerebral de conductas como la búsqueda de alimento.
Durante mucho tiempo, se pensó que el cerebro estaba completamente aislado del sistema inmunológico. Sin embargo, este hallazgo sugiere lo contrario. "Es muy emocionante ver esto en un órgano que se consideraba completamente aislado del sistema inmune", comentó Michal Schwartz, neuroinmunóloga del Instituto Weizmann de Ciencias en Israel.
Tomomi Yoshida de la Universidad de Yale, líder de la investigación, implicó una búsqueda exhaustiva de células T —un tipo de célula inmunitaria adaptativa— en todo el cerebro de ratones. Los científicos encontraron una concentración significativa de estas células en el órgano subfórnico, una estructura en el centro del cerebro que regula funciones como la alimentación y la hidratación.
Posteriormente, al analizar tejido humano del mismo órgano, encontraron células T similares, sugiriendo que el fenómeno también ocurre en personas. Estas células T ubicadas dentro del cerebro presentaban características moleculares distintas a las células inmunes que se encuentran en las meninges (las membranas que rodean el cerebro). Además, producían más proteínas necesarias para sobrevivir en el tejido cerebral y secretaban más citoquinas —proteínas actuando como señales entre células inmunes— incluso en condiciones normales.
Los investigadores quedaron sorprendidos por el parecido entre las células T del cerebro y las encontradas en los depósitos de grasa de los ratones. Para profundizar, alimentaron a algunos ratones con una dieta alta en grasas. Estos animales desarrollaron un mayor número de células T tanto en el cerebro como en su grasa corporal, en comparación con los que consumieron una dieta estándar.
Cuando los mismos ratones ayunaron durante 48 horas, el número de células T en el cerebro aumentó, mientras disminuyó en la grasa corporal. Esto sugiere que la ingesta de alimentos influye directamente en la cantidad de células inmunes que migran al cerebro.
Este descubrimiento redefine la relación entre el sistema inmunológico y el cerebro. Además, abre nuevas líneas de investigación sobre cómo la dieta y la microbiota intestinal pueden afectar funciones cerebrales a través de la inmunidad adaptativa. También podría tener implicaciones en el estudio de trastornos neurológicos vinculados al metabolismo y al comportamiento alimentario. (Notipress)