El reciente ataque armado contra un párroco en Tabasco ha vuelto a encender las alarmas sobre la creciente vulnerabilidad de los ministros de culto en México. Este lamentable suceso se suma a una dolorosa lista de sacerdotes que han sido agredidos o asesinados en los últimos años, un fenómeno que pone de manifiesto la grave crisis de inseguridad que azota al país y la impunidad que en muchos casos acompaña estos crímenes.
Desde 2018, la violencia contra los sacerdotes en México ha sido una constante. Si bien no hay cifras únicas y consolidadas de todas las agresiones, organizaciones como el Centro Católico Multimedial han documentado la alarmante situación.
Según sus reportes, entre 2019 y 2024, al menos 11 ministros de culto de la Iglesia Católica han sido asesinados, la mayoría a manos del crimen organizado.
Estos ataques se presentan en diversas modalidades: desde homicidios directos hasta extorsiones, amenazas, levantamientos, secuestros y torturas.
La labor social que muchos sacerdotes emprenden en sus comunidades, ofreciendo apoyo en áreas como derechos humanos, educación, salud y protección a migrantes, los convierte en "estabilizadores sociales".
Sin embargo, esta misma labor los expone a ser percibidos como una "competencia" o un obstáculo por parte de los grupos criminales, quienes buscan silenciar las voces que denuncian y enquistar la narcocultura, la narcoeconomía y la narcopolítica.
Entre los casos más sonados que han conmovido a la sociedad mexicana están:
José Martín Guzmán Vega (2019): Asesinado en Matamoros, Tamaulipas, en la parroquia Cristo Rey de la Paz. Fue apuñalado por un individuo desconocido.
Gumersindo Cortés González (2021): Sacerdote de la Diócesis de Celaya, Guanajuato. Su cuerpo fue encontrado sin vida con huellas de violencia.
Juan Antonio Orozco Alvarado (2021): Misionero católico que perdió la vida en un fuego cruzado entre grupos criminales en los límites de Zacatecas y Durango.
José Guadalupe Popoca Soto (2021): Párroco de San Nicolás de Bari, en Zacatepec, Morelos, asesinado por disparo en su casa parroquial.
Marcelo Pérez (2024): Sacerdote indígena y defensor de derechos humanos en Chiapas, baleado tras oficiar misa. En este caso, se logró la detención del autor material.
La triste realidad es que un alto porcentaje de estos crímenes permanece en la impunidad. Si bien existen detenciones aisladas, la mayoría de los casos no ha sido completamente esclarecido, y los autores intelectuales rara vez son llevados ante la justicia.
El Centro Católico Multimedial ha advertido que la estrategia de seguridad es "fallida", lo que conduce a más derramamiento de sangre. México se ha posicionado como el país más peligroso de América Latina para ejercer el sacerdocio, ya que "la voz del sacerdote anuncia y denuncia", chocando con el vacío de poder y la colusión de algunos actores con el crimen.
Puebla no ha sido ajena a esta lamentable realidad. Si bien la información pública se enfoca en gran medida en casos de abuso sexual clerical, que también son de suma gravedad y han sido objeto de procesos judiciales y sentencias, la entidad ha figurado en los reportes del Centro Católico Multimedial como uno de los estados con mayor número de asesinatos contra sacerdotes en los últimos 30 años.
En un recuento de casos relevantes relacionados con sacerdotes en Puebla, haciendo una distinción entre aquellos que fueron asesinados por motivos relacionados con su ministerio o la delincuencia, destacan los siguientes.
El padre Erasto Pliego de Jesús, asesinado en 2025. Este es uno de los casos más conocidos y que generó gran conmoción. El sacerdote Erasto Pliego de Jesús fue encontrado muerto con señales de tortura en un camino rural de Puebla, en el municipio de Cuyuaco, después de haber sido secuestrado. Este caso fue ampliamente cubierto por los medios y se vinculó directamente con la violencia que afecta a la región.
Sacerdotes adscritos a la Diócesis de Teziutlán en 2016. Aunque el crimen ocurrió en Veracruz, es importante mencionar el caso de los sacerdotes Alejo Nabori y José Alfredo Jiménez.
Ellos fueron secuestrados y asesinados en Poza Rica, Veracruz, en la iglesia donde predicaban. La Sede Episcopal de Teziutlán confirmó "la pérdida lamentable" de ambos curas, ya que estaban adscritos a esa diócesis. Este caso ilustra cómo la violencia puede trascender las fronteras estatales y afectar a sacerdotes vinculados a Puebla.
Es crucial no confundir los casos de sacerdotes asesinados o agredidos directamente por su labor pastoral o por el crimen organizado, con otros lamentables incidentes que también involucran a miembros del clero. Por ejemplo, la búsqueda de información sobre "sacerdotes asesinados en Puebla" a menudo arroja resultados sobre:
Sacerdotes sentenciados por pederastia o abuso sexual. Como el caso de un diácono de Aquixtla, Puebla, que fue sentenciado a 21 años de prisión por violación en grado de tentativa. Estos son crímenes graves que deben ser denunciados y castigados, pero no son asesinatos en el contexto de la violencia contra sacerdotes como "blancos" del crimen organizado.
Muertes por causas naturales o accidentes. Se han reportado casos de sacerdotes fallecidos en Puebla por causas de salud, como el COVID-19, o en accidentes. Estos, aunque lamentables, no entran en la categoría de asesinatos.
Retenciones o agresiones menores. Hay reportes de párrocos retenidos por comunidades por supuestos robos de limosnas o malos manejos, o alertas sobre "falsos sacerdotes" que estafan a feligreses. Si bien son incidentes que involucran a miembros del clero, no son casos de homicidio.
Respecto a cuántos casos han sido esclarecidos y cuántos permanecen impunes en Puebla, la situación refleja la tendencia nacional.
Lamentablemente, la mayoría de los casos de asesinatos de sacerdotes en México, incluyendo los relacionados con Puebla o sus diócesis, permanecen en la impunidad. Las investigaciones avanzan lentamente, las detenciones son escasas y, en muchos casos, los autores intelectuales nunca son identificados o procesados. La complejidad de los crímenes organizados y la debilidad del sistema de justicia contribuyen a esta impunidad.
Si bien puede haber detenciones de presuntos autores materiales en algunos casos, un esclarecimiento completo que incluya los motivos, la identificación de autores intelectuales y una sentencia ejemplar es raro.
La Iglesia Católica en Puebla, a través de sus diócesis, ha manifestado en diversas ocasiones su preocupación por la inseguridad y la falta de justicia, sumándose a los llamados a las autoridades para garantizar la seguridad de sus miembros y de la sociedad en general.
La Iglesia Católica en México y diversas organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo a las autoridades un compromiso real para garantizar la seguridad de los ministros de culto y más importante aún, para combatir la impunidad que alimenta la violencia en todo el territorio nacional.