
Europa dio un paso decisivo en la regulación tecnológica al publicar el código de conducta de la Ley de Inteligencia Artificial (IA Act). Esta es una medida que obliga a los desarrolladores de modelos de IA a revelar cómo funcionan sus tecnologías, proteger los derechos de autor y fortalecer la ciberseguridad. Esta decisión impacta a gigantes tecnológicos y startups que usan IA en sus productos.
Documento, presentado en Bruselas, llegó después de meses de retrasos. El lanzamiento estaba previsto para mayo, pero enfrentó resistencias por parte de empresas europeas y gobiernos de la Unión Europea, que cuestionaban la aplicación práctica del reglamento. Finalmente, el código fija nuevas obligaciones para modelos avanzados como GPT-4 de OpenAI y Gemini de Google.
En materia de transparencia, el reglamento exige a los desarrolladores explicar a los usuarios y clientes cómo funcionan sus modelos y cómo cumplen con las normas de la UE. Según personas cercanas al proceso, se prevé un documento modelo sencillo que facilite a las empresas proporcionar esta información a la Oficina de IA y al mercado.
Tal código también aborda los derechos de autor, un tema sensible para las industrias creativas. Las empresas firmantes deberán crear políticas internas protejiendo estos derechos, bloquear el acceso a sitios piratas y establecer procedimientos para identificar infracciones. Así, la Ley IA busca actuar como puente entre la innovación tecnológica y la legislación vigente en materia de propiedad intelectual.
Otro eje clave es la ciberseguridad, por lo que los modelos más potentes y extendidos deberán presentar un plan de riesgos especificando amenazas aceptables y cómo mitigarlas. Además, tendrán que elaborar informes cada seis meses detallando sus medidas de seguridad, la cadena interna de responsabilidades y las políticas internas para prevenir, los empleados oculten riesgos por temor a represalias.
Aunque voluntario, el código representa una vía para reducir costos y cargas administrativas, según la Comisión Europea. Las empresas que lo adopten demostrarán su compromiso con Bruselas, mientras aquellas que no lo hagan enfrentarán mayores exigencias cuando la Ley de IA entre plenamente en vigor, el 2 de agosto de 2026.
Entre los expertos, participantes en su redacción figuran Yoshua Bengio, pionero en redes neuronales, y Marietje Schaake, exeurodiputada y actual integrante del Centro de Política Cibernética de Stanford. Ahora el reto para la Comisión es lograr, las compañías firmen el código y adapten sus operaciones, mostrando a la industria que la regulación no paraliza el negocio y a la sociedad, que Europa protege sus derechos. (Notipress)