Lanzaron a Harfuch como a “El Borras”

Lanzaron a Harfuch como a “El Borras”

Como lo hemos comentado ya, el protagonismo de Omar García, secretario de (in)Seguridad Ciudadana es enorme.

 

Siempre roba cámara, micrófonos y sobre todo relevancia a las tareas que en la materia desarrollan la Defensa, a cargo del general Ricardo Trevilla y del secretario de la Marina Armada, almirante Raymundo Morales y, hasta las que a veces lleva a cabo Alejandro Gertz, en la Fiscalía General.

 

Omar busca aparentar que, sobre sus pares, él coordina, él manda.

 

Pero en uno de esos maquiavélicos juegos del poder a la mexicana, ya hubo revancha o sea, ya hubo desquite.

 

El periodista investigador Luis Chaparro acaba de dar a conocer aquí un análisis del prestigiado Ghaleb Krame en el caso de la avioneta con cocaína interceptada en Colima hace un par de semanas, y que García dijo que había despegado desde la República de El Salvador, provocando un momentáneo incidente diplomático tras el reclamo del mandatario de la nación hermana, Nayib Bukele, pues no era así.

 

Krame expone que la equivocación de “El Batman” Región IV obedeció a una falla técnica y comunicacional en el aparato de seguridad e inteligencia de México, que supuestamente él coordina.

 

El Centro Nacional de Vigilancia y Protección del Espacio Aéreo (CENAVI), adscrito a la Sedena, aparentemente cometió un error de interpretación…

 

… y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI, lo que antes fue el CISEN) que depende del joven Omar omitió su función de validación, y la pareja de “El Robin”, como vocero, terminó siendo el blanco visible de una afirmación no verificada.

 

Esto es que, por aparecer de inmediato en las redes sociales y en la pantallas, se lanzó o quizá hasta lo aventaron como a “El Borras”.

 

La buena noticia es que la reacción institucional posterior fue adecuada y evitó un conflicto mayor. La mala noticia es que este incidente revela debilidades estructurales que podrían repetirse si no se corrigen, concluye Krame.

 

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Ya dio señales de vida la dirigente formal de Morena, Luisa María Alcalde… el real, usted lo sabe, es “Andy” López, correa de transmisión de su papá.

 

Ambos se escabulleron tras la tormenta que se desató el sábado tras las muy críticas declaraciones del abogado estadounidense de Ovidio Guzmán en contra de la señora Claudia Sheinbaum.

 

Pero el miércoles sí salió “al quite” del reo de “sospechosismo” Adán López, lanzándose sólo en contra de su protegido Hernán Bermúdez que, como también usted está enterado, es prófugo de la justicia por su doble papel como jefe policiaco y líder de la banda delincuencial “La Barredora”.

 

Así, una vez más, los morenistas no ocultan la división en “tribus” que ya corroe a su partido.

 

Adán, por supuesto, forma parte del nutrido grupo de AMLO y, por tal, merece defensa.

 

La presidente formal, por su parte, está sola.

 

Como ya se ha visto en otras ocasiones, a ella “ni la pelan” en Morena.

 

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En otros escenarios de reciente agitación política, destaca la decisión del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien cesó de manera fulminante a Marta Elena Feitó de su cargo de ministra del Trabajo.

 

Feitó, durante una sesión parlamentaria, aseguró que en Cuba no existen personas en situación de calle, argumentando que quienes aparentan serlo solo estaban “disfrazadas de mendigos”.

 

Sus palabras generaron tal controversia que el propio mandatario tuvo que rectificar públicamente, reconociendo que estos casos representan “expresiones de la desigualdad”.

 

Lo más llamativo fue su referencia implícita a los “problemas acumulados” como raíz de esta problemática, señalando hacia el pasado y abriendo el debate sobre los desafíos estructurales que enfrenta la sociedad cubana, muy similar a lo que sucede en nuestro propio país cuando errores institucionales exponen fragilidades de fondo que, si no se abordan, corren el riesgo de perpetuarse.

 

El hecho hace recordar aquella anécdota situada en la embajada de México en La Habana, donde durante una cena ofrecida por una delegación nacional encabezada por el entonces titular de Gobernación, don Enrique Olivares Santana, y tras una interminable perorata de Fidel Castro sobre las bondades del comunismo a la cubana, una dama le preguntó al comandante el por qué si todo estaba tan bien ¿a qué obedecía que hubiese tanta prostitución en las calles?

 

Cuentan que Castro reaccionó violentamente y respondió que en la isla no había prostitución.

 

Aunque luego suavizó sus palabras y remató: “Ahora que a la cubanas les guste la putería, eso es otra cosa”.

 

En Cuba, pues, ni mendicidad ni prostitución.


 

@AndySKBrown1


 

* Pseudónimo bajo el que se redactan informaciones aportadas por los colaboradores y lectores del portal Índice Político.