Los niños no distinguen entre tristeza y enojo hasta cierta edad, afirma estudio

Los niños no distinguen entre tristeza y enojo hasta cierta edad, afirma estudio

Foto: FreePik

No es ninguna sorpresa ver a un niño viviendo su día con alegría y diversión hasta que, de pronto, ante la más mínima frustración, el niño comienza a llorar con desesperación. Tampoco es inusual verlo acudir a la violencia contra sus padres u otros niños. Esta es una escena bastante habitual la cual se suele adjudicar con la mera inmadurez del infante. No obstante, el proceso psicológico por el cual se ve inmerso puede ser un poco más complejo.

 

De acuerdo con un estudio desarrollado con pruebas cerebrales y tareas conductuales, los niños tienden a confundir emociones negativas como miedo, tristeza y enojo, y no logran diferenciarlas hasta varios años después. La capacidad para distinguir entre estas emociones mejora entre los cinco y los diez años, conforme se desarrolla el conocimiento emocional.

 

La investigación, publicada en la revista Nature, fue desarrollada con 152 menores de edad y un grupo de adultos jóvenes, quienes participaron en ejercicios de observación de rostros, asociaciones entre palabras y emociones, además de tareas de clasificación y emparejamiento.

 

Durante una de las pruebas, los participantes evaluaron qué tan relacionada estaba una palabra, como "llorar", con emociones específicas. Los resultados indicaron que los niños de menor edad tendían a considerar tristeza, miedo y enojo como similares. Esta tendencia fue menos común en los grupos mayores, quienes mostraron una distinción más clara entre esas emociones.

 

Una segunda tarea solicitó clasificar rostros en contextos emocionales definidos, como alegría por recibir helado o tristeza por un juguete roto. En este ejercicio, los menores de cinco años cometieron más errores al asociar correctamente cada expresión facial. Los aciertos fueron más frecuentes a medida que avanzaba la edad de los participantes.

 

Otra fase del estudio consistió en emparejar expresiones similares en pantalla. Se registraron los movimientos del cursor para medir el grado de indecisión durante la elección. Los niños más pequeños mostraron mayor vacilación, especialmente cuando debían distinguir entre emociones negativas con rasgos similares.

 

Además, la comparación entre edades mostró un patrón de evolución: mientras que los más jóvenes lograban diferenciar entre emociones positivas y negativas, tenían más dificultad para distinguir entre distintas emociones negativas. Con el paso del tiempo y la exposición a diversas situaciones, se observó una mejora progresiva en la precisión para clasificar emociones.

 

Igualmente, los autores también analizaron si el procesamiento visual espontáneo de expresiones faciales influía tanto como el conocimiento conceptual. En los niños mayores, el juicio emocional dependía más de este segundo aspecto, mientras que en los menores la percepción visual tenía mayor peso.

 

Shuran Huang, Seth D. Pollak y Wanze Xie, los expertos que dirigieron el estudio, concluyeron que la comprensión emocional infantil no se apoya exclusivamente en las expresiones faciales observadas, sino en el conocimiento emocional que los menores construyen mediante el lenguaje y las interacciones sociales. (NotiPress)

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