De “Hey Jude” a “We Will Rock You”: cómo el lenguaje altera nuestras emociones

De “Hey Jude” a “We Will Rock You”: cómo el lenguaje altera nuestras emociones

Foto: Freepik

Durante el evento TEDxRíodelaPlata en noviembre de 2022, científicos de Argentina y Estados Unidos llevaron a cabo un experimento social con más de 4,500 personas en Buenos Aires. El estudio fue publicado en la revista Humanities and Social Sciences Communications y demostró que el uso de ciertas palabras puede transformar la experiencia colectiva en cuestión de minutos.

 

Los asistentes recibieron encuestas selladas antes de ingresar y fueron divididos en dos grupos al azar, uno cantó el estribillo de “Hey Jude” de The Beatles, mientras el otro “We Will Rock You” de Queen. La intervención se enfocó en medir la “valencia afectiva” del lenguaje, es decir, cómo las palabras positivas, neutras o negativas influían en el disfrute del momento.

 

El estudio fue liderado por el neurocientífico Adolfo García, e incluyó la colaboración de expertos de instituciones como la Universidad de San AndrésHarvardConicet y la Universidad Torcuato Di Tella.

 

Las respuestas revelaron que las versiones con lenguaje negativo disminuían significativamente la percepción de disfrute, tanto de la propia participación como de la actuación del grupo contrario. La manipulación lingüística logró alterar el estado emocional del público masivo sin contacto físico, solo con palabras.

 

En cambio, las palabras positivas también generaron cambios, aunque de forma menos consistente, lo que demostró el poder del lenguaje afectivo sobre el ánimo colectivo.

 

El experimento señala que incluso en eventos sin historia de conflicto o rivalidad, el lenguaje puede moldear la experiencia emocional de miles de personas. Estos efectos se manifestaron de manera rápida y generalizada, sugiriendo que el cerebro procesa el lenguaje emocional en tiempo real y con amplias implicancias sociales.

 

Por su parte, los científicos reconocieron que el estudio tuvo limitaciones, como la duración del evento, que definió la cantidad de preguntas disponibles. También señalaron que en futuras investigaciones sería útil aplicar el experimento en subgrupos más pequeños y explorar el uso de otros canales sensoriales.

 

Según García, el experimento se convierte en el más grande en su tipo en cuanto a cantidad de participantes, y deja abiertas nuevas preguntas sobre cómo se procesan las emociones en contextos grupales. “Una sola palabra puede empañar una experiencia colectiva”, aseguró el investigador.

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