
Un estudio internacional basado en datos de más de 260 mil mujeres reveló que quienes comienzan la menstruación antes de los 11 años o tienen su primer hijo antes de los 21 enfrentan un mayor riesgo de enfermedades graves en la adultez. Según los resultados publicados en la revista eLife, estas mujeres tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, insuficiencia cardíaca, obesidad severa y otros problemas relacionados con el envejecimiento.
La investigación, realizada por el Buck Institute for Research on Aging, encontró que estos riesgos tienen un componente genético. Se identificaron 158 variaciones en los genes los cuales se relacionan con la edad en que ocurre la pubertad y el primer embarazo. Estos mismos genes están conectados con procesos biológicos los cuales afectan el metabolismo, el envejecimiento celular y la aparición de enfermedades crónicas.
El análisis incluyó información genética y de salud de mujeres en Reino Unido. Los datos mostraron que quienes tuvieron ambos eventos reproductivos en edades tempranas duplicaron su riesgo de diabetes y problemas cardíacos, y cuadruplicaron el riesgo de obesidad. También se observó una menor probabilidad de vivir más allá de los 80 años.
Los investigadores compararon los resultados obtenidos entre distintos grupos de mujeres participantes del estudio. Por ejemplo, las mujeres con menarquia entre los 13 y 14 años y primer parto entre los 26 y 30 presentaron los mejores indicadores de salud: menos enfermedades, mayor longevidad y menor fragilidad física en la adultez.
Así, la investigación se basó en una teoría científica conocida como pleiotropía antagónica. Esta teoría plantea que ciertos genes pueden ayudar en etapas tempranas de la vida, por ejemplo, facilitando la reproducción, pero al mismo tiempo causar efectos negativos más adelante, como enfermedades o envejecimiento acelerado.
Entre los genes identificados, algunos ya están relacionados con enfermedades como el Alzheimer, problemas respiratorios, cáncer de mama y enfermedades digestivas. Uno de ellos, conocido como CRTC1, apareció vinculado con múltiples problemas de salud en la edad adulta. Otro, CHAC1, se asoció con diabetes y obesidad.
Aunque el estudio se enfoca en factores genéticos, también analizó el papel del índice de masa corporal como punto clave en esta relación. Se observó que las mujeres con menarquia o maternidad temprana tienden a tener un índice más alto, lo cual influye directamente en el riesgo de padecer enfermedades metabólicas.
Finalmente, los autores concluyeron que comprender estos factores podría ayudar a diseñar estrategias de salud pública para detectar riesgos desde etapas tempranas de la vida. También indicaron que se necesitan más investigaciones para confirmar los mecanismos y posibles soluciones. (NotiPress)