Ya no es el Día de (la) Presidente. Ya no es feriado. Ya no acuden a la sede del Congreso de la Unión a rendir su Informe de Gobierno –no se ría-- ante la soberanía nacional –no vuelva a reírse--, ahora los grandilocuentes se mudan al Auditorio Nacional, a carpas en Los Pinos y, desde hace siete años, se amurallan y esconden en un patio del Palacio Nacional.
Una de dos: O finalmente se dieron cuenta de que al “pueblo” le vale madres lo que dicen que hacen o dejen de hacer…
… o les avergüenza –porque a veces tienen un poco-- leer “en público de la gente” tantas mentiras y burradas.
Dirán que se transmite por la radio y a través de la televisión. Pero a la mayoría no le interesa dejar de escuchar su música favorita en las plataformas y, mucho menos, interrumpir sus sesiones maratónicas en las diversas plataformas de streaming.
Que desde esa misma tarde se escuchará lo más relevante del “mensaje” y por las noches se verá en los noticieros… ¡tampoco! porque también todos sabemos que es información parcial, laudatoria, ya por las coimas o por las amenazas que disfrutan o con las que chantajean a los concesionarios del espacio radioeléctrico.
Cada vez más encabezan políticamente al país los dirigentes a quienes, como los guerrilleros, prefieren actuar desde el clandestinaje.
Ambos grupos también se asemejan porque hacen daño a la ciudadanía inocente.
¿A poco no?
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La muerte de la antiquísima Lotería Nacional dizque para la Asistencia Pública se decretó desde el momento mismo en el que se autorizó la existencia de casinos en nuestro territorio y extendiendo permi$os para que cierta televisora, por ejemplo, llevara a cabo sorteos emitidos a través de las ondas hertzianas.
De “caja chica” del gobierno federal pasó a ser botín de unos cuantos que, en efecto, sí ganaban la lotería o, más, bien, ganaban trampeando desde la Lotería.
Quien le dio la puntilla fue AMLO con sorteos fantasmagóricos que lo mismo tenían al avión presidencial, una residencia en Lomas de Chapultepec, o terrenos en playas de Sinaloa como ¡premio mayor, premio mayor!, pero de cuyos “ganadores” nunca nos enteramos y no por discreción, tal vez sí por corrupción.
Para esos sorteos López obligó a centenares de empresarios a comprar series enteras a cambio de una cena tamalera, tal y como ahora “el segundo piso” del régimen de AMLO obliga a los trabajadores al servicio del Estado a comprar billetes “voluntariamente a fuerza”.
¿Intentan revivir a una institución ya muerta o es una más de las fórmulas que el gobiernito despilfarrador —que está en quiebra—emplea para limosnear entre la ciudadanía trabajadora?
Usted qué piensa.
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Aunque le prohibieron hablar del tema, a la consejera presidencial Ernestina Godoy “se le chisporroteó” y, ante la distinguida manada guinda en San Lázaro –ya deje usted de reír-- "soltó la sopa”.
Que subirán impuestos a las refresqueras, pero que será por meras cuestiones que atañen a la salud y no porque el gobiernito de la 4T ande en números rojos.
Que porque la señora Sheinbaum ha emprendido una lucha denodada en contra del alto consumo de azúcares entre los mexicanos –y mexicanas, huelga decir--, no obstante que ella misma promueva el chocolate del Bienestar que, sin duda, incrementa notablemente los niveles de glucosa en sangre.
Y ante ello, las refresqueras “castigadas” ni sudarán y mucho menos se acongojarán, pues todos sabemos que quienes terminarán pagando el pato serán los consumidores a quienes les subirán el precio de las bebidas embotelladas… y azucaradas en exceso.
Por cierto, ¿alguien sabe que ha pasado con el peso adicional de impuesto a los cigarrillos que se aprobó hace sexenios para desalentar la fea adicción de los fumadores?
Lo seguimos pagando, aunque ya nadie sepa cuál sea su destino.
@AndySKBrown1
* Pseudónimo bajo el que se redactan informaciones aportadas por los colaboradores y lectores del portal Índice Político.
