Investigaciones alertan riesgos de consumir muy poca o demasiada sal

Investigaciones alertan riesgos de consumir muy poca o demasiada sal

Foto: FreePik

Diversas Investigaciones recientes plantean que tanto la ingesta reducida como el exceso de sal en la dieta podrían asociarse con riesgos para la salud cardiovascular. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo máximo de 2 gramos de sodio al día, la media global se acerca a 10,8 gramos diarios.

 

En Estados Unidos, las Guías Alimentarias aconsejan no superar los 2,3 gramos de sodio, equivalentes a una cucharadita de sal. Sin embargo, la media de consumo en ese país es de 8,5 gramos diarios, mientras que en el Reino Unido asciende a 8,4 gramos. Según la OMS, el consumo excesivo de sodio está relacionado con 1,89 millones de muertes anuales, principalmente por hipertensión y enfermedades cardíacas.

 

Como elemento principal de la sal, el sodio resulta indispensable para el transporte de nutrientes y el correcto funcionamiento de la actividad nerviosa. No obstante, un exceso genera retención de líquidos, lo que eleva la presión arterial y puede derivar en enfermedad cardiovascular. Un metaanálisis de 13 estudios concluyó que añadir 5 gramos de sal diarios aumenta 17% el riesgo de enfermedad cardiovascular y 23% el de accidente cerebrovascular.

 

Evidencias también señalan beneficios al reducir el consumo. Un análisis de la Encuesta de Salud de Inglaterra, realizado durante ocho años, reveló que una disminución de 1,4 gramos diarios de sal se asoció con caídas del 42% en accidentes cerebrovasculares fatales y 40% en muertes por enfermedad cardíaca. Además, un ensayo clínico publicado en 2023 determinó que una dieta baja en sodio durante una semana redujo la presión arterial en un nivel comparable al de un fármaco antihipertensivo.

 

Otros estudios plantean posibles riesgos en dietas muy restrictivas. Un análisis con más de 170.000 personas encontró relación entre consumos menores a 7,5 gramos diarios y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, en comparación con ingestas moderadas. El epidemiólogo Andrew Mente, de la Universidad McMaster, explicó: "Encontrar un punto óptimo en el medio es coherente con lo que se esperaría de cualquier nutriente esencial. En niveles altos se presenta toxicidad y en niveles bajos, se presenta una deficiencia".

 

Por su parte, Francesco Cappuccio, profesor de la Universidad de Warwick, afirmó: "Es casi imposible realizar ensayos aleatorizados que demuestren el efecto de la sal en el organismo". Asimismo, Sara Stanner, directora científica de la Fundación Británica de Nutrición, señaló: "Gran parte de la sal que consumimos se encuentra en los alimentos cotidianos. Por eso, la reformulación en toda la cadena alimentaria es la estrategia más eficaz para reducir los niveles nacionales de sal, como ha ocurrido en el Reino Unido".

 

Las campañas de salud pública en Japón y Finlandia respaldan este enfoque. En Japón, la reducción de sal de 13,5 a 12 gramos diarios desde la década de 1960 coincidió con un descenso del 80% en muertes por ictus. En Finlandia, al bajar el consumo de 12 a 9 gramos entre 1970 y 2002, la mortalidad por ictus y cardiopatías se redujo entre 75% y 80%. (NotiPress)

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