
Un reciente estudio del Centro Alemán de Investigación de la Diabetes (DZD) reveló un vínculo inesperado entre bebidas azucaradas y síntomas depresivos, principalmente en mujeres adultas. Los resultados mostraron una conexión directa entre consumo frecuente de refrescos y presencia de depresión, mientras en hombres no apareció la misma asociación.
La investigación utilizó información de la Cohorte Afectiva de Marburgo-Münster (MACS), con datos de 932 adultos reclutados entre 2014 y 2018 dentro de atención primaria y población general. En ese conjunto participaron 405 personas diagnosticadas con trastorno depresivo mayor, mientras 527 fueron clasificadas como controles sanos sin antecedentes psiquiátricos.
Mujeres con consumo regular de refrescos presentaron un riesgo 17% más elevado de depresión, además de síntomas con mayor severidad, informaron los investigadores responsables del estudio. En contraste, hombres que reportaron ingesta similar no evidenciaron cambios relevantes dentro de su estado psicológico.
Variaciones en el microbioma intestinal explicaron esa diferencia, con una abundancia mayor de bacterias del género Eggerthella en mujeres consumidoras de bebidas azucaradas. Estudios previos habían descrito relación entre dicha bacteria y cuadros depresivos, por lo que se interpreta su papel como mediador biológico.
"El vínculo observado entre refrescos y síntomas depresivos surge a través de la influencia del microbioma", explicó el doctor Sharmili Edwin Thanarajah, investigador del Hospital Universitario de Frankfurt y del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo en Colonia. Con este hallazgo se refuerza la importancia de la flora intestinal dentro de procesos relacionados con salud mental.
Las bebidas azucaradas contienen glucosa, fructosa y aditivos como conservadores o edulcorantes artificiales, combinación responsable de modificar el equilibrio bacteriano intestinal. En experimentos realizados con animales, estos cambios promovieron procesos inflamatorios dentro del sistema nervioso, asociados con un aumento de conductas depresivas.
Rachel Lippert, científica del DZD e integrante del Instituto Alemán de Nutrición Humana Potsdam-Rehbrücke (DIfE), comentó: "Los resultados del estudio abren nuevas perspectivas para la prevención y el tratamiento de los trastornos depresivos". Según la especialista, terapias nutricionales y probióticas podrían representar enfoques útiles frente a síntomas observados en mujeres afectadas.
Campañas de prevención en salud pública deberían incorporar con mayor énfasis la relación existente entre alimentación y bienestar psicológico, sostienen los autores. De acuerdo con Edwin, incluso cambios modestos en patrones de consumo resultarían significativos debido a la elevada ingesta de refrescos. "Los cambios en el microbioma intestinal pueden verse influenciados por la dieta y, por lo tanto, constituyen un posible objetivo terapéutico", afirmó el investigador.
Este estudio constituye la primera evidencia sólida que conecta bebidas azucaradas, microbioma intestinal y depresión en mujeres. Aunque persisten interrogantes sobre la razón de esa diferencia entre sexos, los datos disponibles subrayan la relevancia de continuar explorando la interacción entre nutrición y salud mental mediante enfoques clínicos específicos. (NotiPress)