La violencia contra las mujeres continúa como un problema grave y extendido en el país. Ante ello, distintos gobiernos han puesto en marcha talleres y cursos de defensa personal como una herramienta para empoderar a las mujeres y brindarles mayores recursos de seguridad en su vida cotidiana.
Estas capacitaciones buscan no solo enseñar técnicas físicas, sino también fortalecer la confianza y la prevención en situaciones de riesgo, pero ¿hay alguna evidencia de que sean efectivos o que realmente quienes las toman las aplican?
Actualmente, hay evidencia científica creciente que respalda la efectividad de los talleres y cursos de defensa personal para mujeres, pues no solo enseñan técnicas físicas, sino también estrategias de prevención, conciencia situacional y empoderamiento psicológico.
Varios estudios y revisiones integrales han demostrado que estos programas reducen el riesgo de violencia sexual y física contra las mujeres. Por ejemplo, una revisión integrativa de 2024 analizó estudios cuantitativos entre 2011 y 2023 y encontró evidencia fuerte de que las participantes en entrenamientos de defensa personal reportan menos incidentes de intento de violación, violación consumada y contacto sexual no consensuado en comparación con grupos control. Además, se observaron reducciones en trastorno de estrés postraumático y otros beneficios como mayor confianza y menor acoso sexual.
En contextos universitarios, un estudio con un seguimiento de un año encontró que las mujeres que completaron un curso de 10 semanas de defensa, eran menos propensas a ser victimizadas sexualmente, gracias a una mayor capacidad de resistencia en situaciones de riesgo.
Aunque existe evidencia de que las mujeres aplican lo aprendido en situaciones reales, la realidad es que sólo el 32 % usan estas técnicas en la vida diaria, porque factores como el miedo o la falta de refuerzo limitan su uso.
Otras técnicas de defensa personal promovidas entre las mujeres son:
Kubotan: Un pequeño bastón de metal o plástico que se usa para presionar puntos de presión o golpear. Es compacto y fácil de llevar.
Llaves o bolígrafos tácticos: Objetos cotidianos adaptados para autodefensa, usados para golpear o presionar.
Sprays de defensa personal (gas pimienta o maza): Aerosoles que contienen químicos irritantes (como oleorresina de capsicum) para desorientar a un agresor.
Armas aturdidoras (táseres o pistolas eléctricas): Dispositivos que emiten descargas eléctricas para incapacitar temporalmente.
Alarmas personales: Pequeños dispositivos que emiten sonidos fuertes para atraer atención o disuadir agresores.
Navajas: Cuchillos plegables con hojas generalmente menores a 9 cm, diseñados para ser compactos y fáciles de llevar en bolsillos o bolsos. Algunos modelos tienen mecanismos de apertura rápida.
Cuchillos pequeños: Cuchillos de hoja fija o plegable, diseñados para ser discretos, a menudo con mangos ergonómicos para un agarre firme.
Pero ¿son legales?
En México, el gas pimienta es legal para uso personal en la mayoría de los estados, siempre que sea para autodefensa y no exceda ciertos límites de concentración. Sin embargo, su portación en lugares públicos puede estar restringida en algunos municipios.
Los táseres de baja potencia son legales en algunos casos, pero requieren permisos específicos de la Secretaría de la Defensa Nacional, su portación sin licencia puede resultar en sanciones.
El Kubotan y otros objetos similares generalmente son legales, ya que se consideran herramientas no letales, pero pueden ser cuestionados si se usan de forma agresiva.
En el caso de las alarmas personales, son completamente legales y ampliamente recomendadas, no hay restricciones conocidas.
Las armas blancas o de fuego están altamente restringidas. Las navajas pequeñas, de menos de 9 centímetros, pueden portarse en algunos casos, pero las armas de fuego requieren permisos estrictos de la SEDENA y su uso para autodefensa es raro y desaconsejado.