Un incidente de alto riesgo tuvo lugar en el Gran Premio de México de la Fórmula 1 cuando el piloto, Liam Lawson del equipo Racing Bulls estuvo a segundos de impactar a dos comisarios que cruzaban la pista activa durante las primeras vueltas de la carrera.
Las cámaras del automóvil captaron el momento en que el piloto esquivó a los oficiales, quienes retiraban restos de algunas colisiones que habían ocurrido previamente, mientras circulaba a más de 200 kilómetros por hora, reaccionando con un consternado: "¡Qué diablos! Dios mío. ¿Vieron eso?".
Lawson declaró posteriormente: "Estoy seguro de que recibiremos una explicación, pero no puede volver a suceder".