Ser alcalde en México, ¿una sentencia de muerte?

Ser alcalde en México, ¿una sentencia de muerte?

Foto: Unsplash

El asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, el pasado 1 de noviembre de 2025, ha sacudido a la administración federal encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo, poniendo de relieve la extrema vulnerabilidad de los funcionarios de elección popular en México, especialmente a nivel municipal.

 

El atentado contra Manzo —quien previamente había denunciado la infiltración del crimen organizado en su municipio—, no es un hecho aislado, sino el resultado de una ola de violencia que asedia al cuerpo político del país.

 

 

 

Aunque el sexenio de Sheinbaum es por decirlo así, reciente, pues asumió el cargo en octubre de 2024, la violencia política no ha cesado.

 

Un total de diez alcaldes en funciones han sido asesinados en México durante el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2024 y el 3 de noviembre de 2025. Michoacán y Oaxaca lideran el registro con tres homicidios cada uno, confirmando la persistencia de la violencia política a nivel municipal.

 

Michoacán:

 

Salvador Bastida García (Tacámbaro): Asesinado el 5 de junio de 2025. Previamente, la FGR abrió una investigación en su contra por presuntos nexos con el CJNG.

 

Martha Laura Mendoza (Tepalcatepec): Asesinada el 17 de junio de 2025 junto a su esposo.

 

 

 

Carlos Manzo (Uruapan): Asesinado el 1 de noviembre de 2025 durante un evento público por Día de Muertos.

 

Oaxaca:

 

Román Ruíz Bohórquez (Candelaria Loxicha): Asesinado en octubre de 2024 con arma blanca en su domicilio.

 

Mario Hernández García (Santiago Amoltepec): Emboscado en mayo de 2025. La zona tiene antecedentes de alta violencia política.

 

Lilia Gema García Soto (San Mateo Piñas): Asesinada el 16 de junio de 2025 dentro del Palacio Municipal por cinco hombres armados.

 

 

 

Guerrero:

 

Alejandro Arcos Catalán (Chilpancingo): Asesinado el 6 de octubre de 2024. La Fiscalía local vinculó a un exfuncionario en el caso.

 

Isaías Rojas Ramírez (Metlatónoc): Atacado a balazos el 28 de mayo de 2025 en la Autopista del Sol. Murió días después.

 

 

 

Otros estados:

 

Miguel Bahena Solórzano (Pisaflores, Hidalgo): Asesinado el 20 de octubre de 2025. La Fiscalía estatal señaló al director del DIF municipal como presunto autor intelectual.

 

Jesús Eduardo Franco Lárraga (Tancanhuitz, San Luis Potosí): Asesinado en diciembre de 2024. La FGE detuvo a exfuncionarios y al exalcalde por su probable participación.

 

Expertos en seguridad y consultoras señalan que la violencia política se concentra en el ámbito municipal (alcaldías y regidurías), ya que estos cargos representan la primera línea de disputa territorial y control de actividades ilícitas por parte de los grupos del crimen organizado.

 

El fenómeno de la violencia política en México es transversal. Las víctimas incluyen a candidatos, alcaldes, diputados, líderes de partido y sus familiares, abarcando diversas fuerzas políticas (PRI, PAN, PVEM, Morena, y proyectos independientes).

 

Estados como Guerrero, Michoacán, Chiapas y Guanajuato se mantienen como focos rojos debido a la intensa presencia y disputa territorial de la delincuencia organizada.

 

La violencia política, aunque con matices y orígenes distintos, no es un flagelo exclusivo de México. Varios países alrededor del mundo enfrentan altos niveles de agresión, intimidación y asesinatos dirigidos a figuras públicas y funcionarios electos.

 

En el contexto de la violencia vinculada al crimen organizado, la corrupción y el control territorial, estos son algunos de los países que comparten similitudes con el fenómeno mexicano:

 

Colombia, por ejemplo, está históricamente marcada por el conflicto armado y el narcotráfico. Aún enfrenta asesinatos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y excombatientes de las FARC, así como la intimidación a políticos en zonas rurales. Principalmente líderes locales y regionales.

 

En Brasil la violencia se manifiesta a través de los grupos de milicias y el crimen organizado que buscan controlar territorios y rutas. Se reportan asesinatos de concejales y políticos municipales, particularmente en las periferias de las grandes ciudades y áreas rurales estratégicas.

 

Otro país es Haití, donde la crisis de seguridad, dominada por poderosas bandas armadas, ha llevado al asesinato de funcionarios electos y de alto perfil. La inestabilidad política y la falta de un Estado de derecho funcional hacen que los líderes políticos sean blancos constantes.

 

Mientras que en México el principal motor de la violencia es la interferencia y el control del crimen organizado sobre el gobierno local (la "narcopolítica"), en otros países los motivos pueden estar más ligados a conflictos armados internos residuales, la represión estatal o la lucha de poder entre clanes políticos tradicionales.

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