Mientras miles de jóvenes de la Generación Z paralizaban capitales en otros lugares del mundo con protestas masivas, en México apenas 300 personas se congregaron este sábado en las calles de la capital mexicana para alzar la voz contra la inseguridad.
El bajo número de asistentes reavivó el debate sobre la apatía de la juventud mexicana ante los problemas nacionales y contrasta drásticamente con la magnitud de protestas Gen Z que ha sacudido el planeta, impulsadas por redes sociales y demandas.
El contraste con lo que ocurre en otros países es marcado, porque en los últimos meses miles de jóvenes en Nepal, Filipinas, Indonesia, Kenia, Perú y Marruecos han protagonizado manifestaciones masivas, muchas de ellas con un impacto directo en la agenda política y en la opinión pública de sus naciones.
En Nepal, por ejemplo, más de 100,000 jóvenes salieron a las calles de Katmandú ante la prohibición de las redes sociales por parte del gobierno, el levantamiento se amplió rápidamente a una revuelta nacional por cuestiones socioeconómicas más amplias, como la corrupción, el desempleo y la práctica autoritaria del país.
???? NEPAL
— Mritunjay Kumar (@Mritunjayrocks) September 8, 2025
Looks like Bangladesh type Modus operandi: Youth protesting against the govt on roads, entering Parliament & creating chaos.
01 protester died, several injured.#BreakingNews #Nepalprotest #chaos pic.twitter.com/IoyBq9V6bL
En Filipinas, miles de personas tomaron las avenidas principales de Manila para manifestarse contra la corrupción y la mala gestión del gobierno, especialmente en los proyectos de control de inundaciones. Estas manifestaciones, lideradas por la Generación Z, denuncian el desvío de fondos públicos y han generado enfrentamientos tensos con la policía.
En las movilizaciones en Indonesia, los jóvenes se opusieron a un subsidio mensual de vivienda de 50 millones de rupias para los legisladores, más de 10 veces el salario mínimo mensual promedio nacional. Además existe un gran descontento por el agravamiento de las dificultades económicas de los indonesios comunes, a medida que los salarios se estancan y el costo de la vida aumenta.
En Kenia, miles de jóvenes protestaron contra el mal gobierno, los impuestos, la corrupción, la injusticia y la pobreza, las desapariciones forzadas y la brutalidad policial.
En Perú, los jóvenes fueron protagonistas durante las protestas contra el gobierno del presidente interino José Jerí, y las universidades se convirtieron en centros de organización y resistencia.
“La gente ya no aguanta más”: Miles de manifestantes intentan tomar a la fuerza las instituciones públicas en Perú ????????. “Generación Z” encabeza la protesta.
— Sebastián Vinelli (@VinelliU) September 20, 2025
Nadie se come el humo de la prensa y concursos de chicharron cuando un pueblo pasa hambre y hay niños desnutridos. pic.twitter.com/LgXMKcKD6i
Y en Marruecos miles marcharon para reclamar reformas en los sectores de sanidad y educación; en Rabat, los manifestantes exigieron la disolución del Parlamento.
En México, la desconexión parece profunda, expertos señalan que la apatía no es innata, sino alimentada por décadas de desilusión. La Gen Z mexicana creció con promesas rotas de la transición democrática y un narcoestado que devora esperanzas, pero sin redes sólidas o un detonante viral como en Nepal, las convocatorias se diluyen.
Además, la desconfianza en las instituciones, el desencanto con la política y la precariedad económica han debilitado la organización juvenil en México; el activismo digital, más enfocado en tendencias y campañas efímeras, sustituye en gran parte la movilización física.
Tal vez, este 15 de noviembre, esa Generación Z mexicana demuestre de qué está hecha.