BBC atraviesa un momento difícil, pero no es el primero

BBC atraviesa un momento difícil, pero no es el primero

Foto: Unsplash

La BBC atraviesa una nueva controversia que pone en entredicho sus estándares editoriales, tras la emisión de un documental que editó fragmentos del discurso del presidente Donald Trump. La corporación reconoció errores y se disculpó públicamente, pero rechazó pagar la compensación exigida por Trump, quien amenaza con una demanda de mil millones de dólares. Este episodio se suma a una larga lista de crisis en su historia, muchas de las cuales no lograron desestabilizar su papel como emisora central en el Reino Unido.

 

En un comunicado publicado por la corporación, la BBC admitió que la edición del programa Panorama "dio la impresión errónea de que el presidente Trump había hecho un llamado directo a la acción violenta". También anunciaron la decisión de no emitir el programa. La situación escaló luego de que el Daily Telegraph revelara un segundo caso de edición cuestionada en un episodio de Newsnight de 2022.

 

Las repercusiones internas fueron inmediatas. El director general, Tim Davie, y la jefa de informativos, Deborah Turness, presentaron su dimisión tras asumir responsabilidades por los hechos. A pesar de las disculpas, los abogados del presidente enviaron una carta exigiendo una "retractación completa y justa", además de una compensación monetaria.

 

Este no es el primer desafío institucional que enfrenta la BBC. En 2012, su entonces director general George Entwistle renunció tras el escándalo por los abusos sexuales cometidos por Jimmy Savile, una de sus figuras históricas. Más recientemente, en 2023, el presidente Richard Sharp dimitió luego de que se revelara un conflicto de intereses relacionado con un préstamo al primer ministro Boris Johnson.

 

La corporación también fue sancionada por el regulador Ofcom en octubre de 2025, por no revelar que el narrador de un documental sobre Gaza era hijo de un dirigente de Hamás. Durante el mismo año, se disculpó por haber emitido imágenes con mensajes ofensivos hacia las fuerzas israelíes durante un festival musical.

 

Pese a estas controversias, la BBC continúa siendo una institución ampliamente consumida por los británicos. Encuestas recientes muestran que las personas de centro e izquierda expresan mayor confianza en sus contenidos, mientras el segmento de derecha es más crítico. Esta dualidad llevó a que, como señala The Economist, "a los británicos les encanta ver la BBC, pero también les encanta odiarla".

 

El modelo de financiamiento mediante un canon obligatorio fue otro punto de crítica constante. No obstante, incluso líderes como Nigel Farage, que cuestionan su legitimidad, enfrentan la paradoja de una audiencia que la critica, pero la consume. La pandemia de COVID-19 y el auge de la desinformación digital reforzaron su rol como fuente confiable.

 

A lo largo de los años, la BBC demostró una notable capacidad para resistir presiones externas, críticas políticas y crisis internas. Aunque sus errores editoriales recientes encendieron nuevamente el debate sobre su imparcialidad, su permanencia en el centro del ecosistema mediático británico no fue desplazada.

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