En los últimos meses, la relación de Claudia Sheinbaum y Donald Trump ha evolucionado de llamadas telefónicas a un primer encuentro presencial marcado por sonrisas y acuerdos vagos, pero no exento de sombras.
Sheinbaum ha reiterado en múltiples ocasiones que México mantiene una “buena relación” con Estados Unidos, que “todo está muy bien” y que Trump se ha expresado de manera cordial sobre el país. Estas afirmaciones forman parte de su narrativa diplomática, enfatizando el respeto mutuo, la multicitada coordinación sin subordinación y la importancia de acuerdos bilaterales.
Sin embargo Trump, por su parte, ha convertido las amenazas de aranceles en una herramienta recurrente de su diplomacia con México, y el Tratado de Aguas de 1944 es el último pretexto. Apenas tres días después de la "cordial" reunión con Sheinbaum, acusó a México de "seguir violando" el acuerdo y exigiendo cumplimiento "inmediato" bajo pena de un arancel adicional del 5 % a las importaciones mexicanas.
El presidente estadounidense ha revivido y escalado sus declaraciones agresivas contra México durante todo 2025, cubriendo desde una posible intervención militar contra los cárteles, hasta deportaciones masivas de migrantes mexicanos y la intención de cancelar o dejar expirar el T-MEC.
Y estas no son meras anécdotas de su retórica pasada; desde su regreso a la Casa Blanca en enero, ha pasado de promesas de campaña a acciones concretas, como designaciones legales y planes operativos. Aunque la reciente reunión con Sheinbaum fue "cordial", estas sombras lo eclipsan todo, recordando que para Trump, México es tanto socio indispensable como chivo expiatorio.
Basta recordar que Trump ha insistido en que México no hace lo suficiente contra el fentanilo y la violencia, usando eso para justificar acciones unilaterales. En febrero, firmó una orden ejecutiva designando a seis cárteles como "organizaciones terroristas extranjeras", lo que legalmente habilita operaciones encubiertas o militares en suelo ajeno.
De igual manera, prometió la mayor deportación de la historia. Hasta septiembre su gobierno había deportado 109,000 mexicanos con un ritmo de 383 diarios en los primeros meses.
Además, Trump, quien negoció el T-MEC en 2018, ahora lo llama "mal acuerdo" y amenaza con dejarlo expirar en 2026, optando por un nuevo pacto bilateral o aranceles del 25 % a México y Canadá.
Entonces, ¿la relación con EU realmente está bien?
En concreto, sí y no: la relación es "buena" en el plano diplomático y de cooperación inmediata, como lo enfatiza Claudia Sheinbaum, pero está marcada por tensiones subyacentes que podrían escalar, especialmente con amenazas arancelarias y la revisión del T-MEC en 2026.
Es un equilibrio pragmático impulsado por la interdependencia económica, pero vulnerable a la retórica y políticas agresivas de Trump.